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COLABORACIONES (I) .


CICLO LITURGICO C.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS.

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De un solo vistazo

Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son llamados sinópticos. Se pueden mirar de un solo vistazo y por tanto compararlos fácilmente. Su estructura y su contenido son muy próximos, y su material organizado de forma globalmente idéntica, aunque con una mirada más atenta se perciben numerosas diferencias. El evangelio de Juan tiene otra tonalidad, otra organización de conjunto, otro plan.

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A cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos vuelos. Y el hombre: la inteligencia). A San Marcos se le representa con un león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y narrando la aparición de un ángel a San José.

.Estos simbolos están relacionados con los cuatro seres vivientes del Apocalipsis 4,7:  

.El primer Viviente, como un león;
el segundo Viviente, como un novillo;
el tercer Viviente tiene un rostro como de hombre;
el cuarto viviente es como un águila en vuelo." Ap 4,7.

El Apocalipsis se inspira en los símbolos del Antiguo Testamento.

Ezequiel 1,10
En cuanto a la forma de sus caras, era una cara de hombre, y los cuatro tenían cara de león a la derecha, los cuatro tenían cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila.

.Ezequiel 10,1-22  Relata la visión del trono de los querubines con cuatro caras cada uno.

Se ha comparado después de mucho tiempo, estudiado, analizado el material común de los evangelios, y también sus diferencias, para captar mejor su origen, su procedencia. Eso ha dado lugar a múltiples hipótesis, y Mateo ha sido siempre figura de primer orden, porque parecía al mismo tiempo que el más largo, el más cuidado. Pero hoy en día, se ha establecido un consenso entre los especialistas para considerar, basándose en múltiples indicios, que Marcos es el primer evangelista, probablemente escrito hacia 70 D.C. Mateo, volveremos a eso, es más tardío: hacia 80 D.C.

 

San Lucas: Evangelista del Ciclo C.

Adviento 2021-Festividad Cristo Rey 2021.

 

Etim.:del latín, Lucas, del griego, Loukas. "Portador de luz"


Su símbolo es un toro o novillo.

 

Autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, en el que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de Pablo en Roma.

Posiblemente escribió entre 70AD y 80AD. Probablemente en los dos años que San Pablo estuvo preso Cesarea (Hechos 20, 21). 

Se destaca como evangelista y como historiador.

Lucas recibió la fe alrededor del año 40. Habrá conocido a Pablo en Antioquía. Ninguno de los dos conocieron a Jesús durante su vida en la tierra. Sin embargo Lucas supo escribir cuidadosamente guiado por el Espíritu Santo, lo que escuchó de los testigos oculares. Es el único que narra la infancia de Jesús y el que trata mas sobre La Virgen María. Quizás porque ella misma le instruyó en Efeso.

Lucas escribe para el mundo gentil. Resalta el aspecto universal de la redención. La predicación a todas las naciones, comenzando por Jerusalén (Cf Lc. 24, 46-47). El está conciente de los peligros de la legalidad judía, las herejías y la frivolidad pagana. Su Evangelio muestra una atención especial hacia los pobres, los pecadores arrepentidos y hacia la oración. 


Lucas nace de padres paganos en Antioquia y es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Es de cultura griega y dirigió su mensaje a gentiles cristianos. Estaba muy bien educado en la literatura y era médico.

San Lucas fue discípulo fiel de San Pablo quién lo describe como "Lucas, el médico querido" (Col 4,14). Desde su prisión de Roma Pablo dice a su discípulo Timoteo: «Lucas sólo queda conmigo».  San Juan Crisóstomo le llamó: «Incansable en el trabajo, ansioso de saber y sufrir, Lucas no acertaba a separarse de Pablo».

En los Hechos de los apóstoles, Lucas se incluye en los viajes de San Pablo: "fuimos a... navegamos a..."   En uno de esos viajes se embarcaron desde Troas a Fenicia. Otro viaje los llevó desde Fenicia a Jerusalén. Mas tarde fueron juntos a Roma, en cuyo viaje sufrieron naufragio y otros peligros. 

Según la tradición murió mártir en Acaya, colgado de un árbol. Sus reliquias se encuentran en la Basílica de Santa Justina, Padua, Italia. Estudios conducidos allí en 1998 concuerdan con los datos sobre San Lucas conocidos por la tradición. 

Representado con: libro, novillo alado, médico, pintando ícono de Nuestra Señora.Según la tradición fue también pintor de la virgen. 

Al cristianismo, acaso ya hacia el año 40, llega San Lucas sin haber tenido contacto directo con Cristo, como tampoco lo había tenido San Pablo. En Antioquía probablemente, y por aquella fecha, el futuro evangelista e historiador se encuentra por vez primera con el gran apóstol-escritor: desde entonces Lucas es al lado de Pablo un incansable misionero, sembrador del mensaje de Cristo entre los gentiles. Con Pablo le vemos partir primero a Filipos de Macedonia, más tarde a Jerusalén y por fin a Roma (Act. 16,20-21.27,28). Fiel al misionero de las gentes, su maestro, no le abandona en las amargas horas de su primera cautividad. A su lado, como uno de "sus auxiliares", mientras Pablo desde su prisión romana escribe su densa carta a los colosenses y su delicado billete a Filemón, está "Lucas el médico, el querido" (Col. 4,14: Phil. 24).

Es un hecho que el Lucas evangelista-historiador ha hecho, acaso un poco injustamente, pasar a segundo término al Lucas misionero, de quien Pablo, el apóstol de las gentes, escribía desde su prisión de Roma: Lucas solo queda conmigo (2 Tim. 4,11). Como escribe San Juan Crisóstomo, "incansable en el trabajo, ansioso de saber y sufrido, Lucas no acertaba a separarse de Pablo" (MG 62,656). Sólo la muerte le podrá separar de su maestro: con él había misionado hasta entonces y, misionero incansable, seguirá por los campos de Acaya y Bitinia, Dalmacia y Macedonia, Galia, Italia y Egipto, hasta morir, mártir como el maestro, en Beocia o Bitinia, y reposar definitivameníe en Constantinopla.

Año tras año en intimidad de discípulo con el gran predicador de los gentiles, Lucas iba asimilando poco a poco el evangelio de Pablo. Su evangelio ofrecerá, por lo mismo, tantos puntos de contacto literarios y doctrinales con los escritos del apóstol que podrá hablarse de "Pablo iluminador de Lucas" en frase de Tertuliano (ML 2,365 ). Luz literario-doctrinal de Pablo, a la que, con su cultura griega, su trato con los "testigos oculares" de la vida de Cristo, su conocimiento de los diversos relatos evangélicos existentes y su vocación de "investigador escrupuloso", Lucas supo dar cuerpo y proyectar definitivamente en el complejo armónico del tercer evangelio.

Predicador incansable al lado de Pablo, Lucas siguió también como escritor las huellas del maestro: la tradición en bloque le atribuye la composición del tercer evangelio, cuyo contenido, por otra parte, responde tan de lleno a las cualidades del griego Lucas, del "compañero" y del "médico querido" de Pablo. Fruto de años, la redacción del evangelio de Lucas debió de recibir el empujón definitivo durante las largas horas de cariñosa vela junto al prisionero Pablo, y, ya antes de la muerte del apóstol, pudo correr de mano en mano, primero entre los cristianos de Roma y más tarde entre los de Acaya, Egipto, Macedonia...

Aunque lo dedique a Teófilo y no se trate de un mero nombre simbólico, Lucas apunta con su evangelio a un objetivo mucho más amplio que la simple formación cristiana, segura y a fondo, de su discípulo o amigo. Con miras de universalismo, herencia de Pablo, Lucas compone su evangelio de cara al mundo gentil, cuyo movimiento en masa hacia el cristianismo se veía amenazado por las exigencias legales y sueños judíos, las fábulas de los herejes, la frivolidad peligrosa del ambiente pagano. Pablo, con insistencia machacona, habia dado la voz de alerta de pa]abra y por escrito, y Lucas, una vez más, se hace eco del maestro.

Lucas, griego y gentil de origen, "hace gracia de su evangelio a los gentiles", como observa Origenes (MG 20, 5tS1). Antiguos hermanos en el paganismo y hermanos nuevos en la fe cristiana, como a hermanos les trata. Conoce sus errores, y busca instruirles en cuanto la religión judía conserva de esencial y permanente, pero sin exigencias inutiles de lo transitorio; ha vivido su ambiente, y señala con acierto sus vacíos y sus plagas morales: cae en la cuenta de sus naturales prevenciones y susceptibilidades de raza, cultura..., y con delicadeza va ladeando escenas que pudieran herirles, o recalcando las que habrían de halagarles. Silencio sobre el aparente desprecio de Cristo ante la mujer cananea, sobre las befas de los soldados romanos junto a la cruz, sobre el mandato con que Cristo restringe provisionalmente la predicación del Evangelio a los gentiles: apología del bondadoso samaritano, del entero centurión, del agradecido leproso de Samaria: gozo no disimulado ante la buena acogida dispensada por el Bautista a los soldados gentiles; insistente presentación de las "mujeres del Evangelio" junto a la Mujer por excelencia, como abriendo camino a la dignificación de la mujer entre los gentiles.

Como su maestro, había escogido,como lema "hacerse todo a todos para ganarlos a todos". Lucas el evangelista sigue la linea del Lucas misionero. Su evangelio se abre en un ambiente de armonia humano-divina, que parece como el despliegue de aquellas profundas y sentidas afirmaciones de San Pablo cuidadosamente recogidas en la liturgia navideña: Se ha manifestado la gracia salvadora de Dios para todos los hombres..., pues quiere que todos se salven..., por la aparición de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús (I Tim. 2,4; 2 Tim. 1,10; Tit. 2,11-13). Lucas, el evangelista de la Encarnación y de la infancia de Cristo, saluda el alborear de esa gracia de cara al Sol naciente que desde lo alto baja a iluminar a los sentados en tinieblas y sombra de muerte, de cara al Niño de Belén, Híjo de María, que, sin distinción entre israelitas y gentiles, trae paz a la tierra, paz a los hombres de buena voluntad (Lc. 1,78-79: 2,14).

Evangelista-misionero, Lucas señala la trayectoria universalista de la luz salvadora que es el gran Dios y Salvador Cristo Jesús desde el seno de María, desde la cuna de Belén, desde los brazos de Simeón en el templo. Siente llegada la hora de la luz de las naciones profetizada de antiguo, y gozoso recoge el anuncio primero de Juan Bautista, poco después de labios del mismo Cristo: al Precursor le oye clamar con la vista hundida en las naciones: Y verá toda carne la salvación de Dios: a Cristo le sorprende en su primera predicación pública como al Envíado del Padre a las naciones para evangelizar a los pobres, para anunciar liberación a los cautivos y vista a los ciegos, para libertar a los oprimidos, para anunciar un año de gracia del Señor (Lc. 2,32; 4,18-19), Como Pablo, siente Lucas en el corazón que la ceguera voluntaria cierre a la masa del pueblo judío la puerta del Evangelio; pero, también como Pablo. no puede disimular su alegría ante la llegada torrencial de los pueblos a las puertas del reino: Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del mediodía. y serán admitidos al banquete en el reino de Dios (Lc. 13.29). Sabe que es palabra de Cristo y con ella cierra su relato evangélico: Y les dijo: Así está escrito: Que... se había de predicar en su nombre penitencia y remisión de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén (Lc. 24, 46-47).

El antiguo médico de los cuerpos, que en su estilo y en los detalles de sus narraciones evangélicas refleja tantas veces la técnica de su antigua profesión, desemboca finalmente en el misionero y evangelista-médico de las almas. Su psicología profesional, psicología de misericordia ante el enfermo y desgraciado, se robustece y espiritualiza ante el pecador-enfermo del alma. El paso era lógico, y Lucas, que, como los otros evangelistas, ha sabido transmitir la actividad de Cristo en la tierra como médico divino de los cuerpos, mejor que ninguno ha logrado vibrar al unísono con la misericordia de Cristo ante las miserias del alma.

El evangelio de Lucas, "el médico carísimo" de Pablo, es el evangelio de la misericordia de Cristo, médico incorregible de los cuerpos y de las almas, que pasó por todas partes haciendo el bien y sanando a todos los tiranizados por el diablo (Act. 10,38). Como al acecho de este "misericordioso samaritano", Lucas recoge cuidadosamente las palabras con que Zacarías anuncia su próxima llegada y le proclama campeón de misericordia y perdón de los pecados por el amor entrañable de nuestro Dios (Lc. 1,72, 77,78 ).

Trabajado por la misericordia y compasión, el médico de antes y el misionero-médico de más tarde sigue incansable en su evangelio las huellas del Cristo . De su corazón y de sus labios recoge el perdón sin condiciones de la "mujer pecadora" (Lc. 7,36-50), la llamada tajante de Zaqueo, "el publicano y hombre pecador" (Lc. 19,1,10); la respuesta al ataque farisaico, "ése acoge a los pecadores y come con ellos", en las tres parábolas de la misericordia: la de la oveja descarriada y otra vez vuelta al redil en brazos del pastor, la de la dracma perdida y encontrada de nuevo tras búsqueda trabajosa, la del hijo pródigo y de nuevo en la casa paterna entre los brazos del padre, siempre en espera. Cantor de la misericordia de Cristo y del gozo en el cielo ante el pecador a quien el médico divino cura (Lc. 15).

 Lucas le sigue paso a paso hasta el Calvario, para poder consignar en su evangelio los últimos latidos de un corazón que desde la cruz perdona-cura Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.,, Hoy estarás conmiço en el paraíso (Lc. 23,34-43). Es la herencia de misericordia-perdón que Cristo deja a los suyos antes de separarse definitivamente de ellos (Lc. 24,47).

Con esta línea de salvación universal y de misericordía sin límites por parte de Cristo, Lucas ha reflejado también en su evangelio los más íntimos repliegues de su ardor de evangelista. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, incontestablemente suyo según el testimonio de las diversas iglesias primitivas, sigue acentuando esta linea confirmada por la propia experiencia y el contacto directo con apóstoles y discípulos. Escrito seguramente en Roma años antes del 70, y dedicado también a Teófilo, mira en último término al mundo cristiano de la gentilidad y en torno a él gira desde el principio. En su primera página repite el último mandato de Cristo, el Salvador del mundo, a los apóstoles el día de la Ascensión: Seréis mis testigos en Jerusalén, en Judea y en Samaria, y hasta el último confín de la tierra (Act. 1,8).

Anuncia la salvación universal desde el día de Pentecostés. En él, junto a los judíos y prosélitos, todo el mundo oriental, desde Frigia y Egipto hasta Mesopotamia y Elam, se agrupa en torno a los apóstoles y recoge admirado de labios de Pedro la profecía de Joel: Derramaré mi Espiritu sobre toda carne... Todo el que invocare el nombre del Señor se salvará (Act. 2). A golpes de misericordia, Lucas ve derrumbarse el antiguo muro de separación entre Israel y las naciones, y hace suyas las palabras con que el propio Pedro anuncia inminente la plena realización de la promesa divina a Abraham: En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra (Act. 3,25). Después de la evangelización de los samaritanos, Felipe abrirá paso a la antigua promesa con la evangelización del eunuco de Etiopía y de todas las ciudades costeras a lo largo del país filisteo y de la llanura de Sarón (Act. 8).

 Biógrafo de Pablo, pero no su interesado apologista, le presenta, desde el momento de su conversión-vocación al apostolado, como vaso de elección para llevar hasta las naciones el nombre de Dios (Act. 9,15), como heraldo de luz y libertad, de perdón de pecados y fe santificadora (Act. 26,17-18), como testigo ante los hombres todos de cuanto en sus comunicaciones con Jesús ha visto y oído (Act. 22,25).

A este Pablo, converso al Evangelio, acompañó Lucas como misionero auxiliar en activo de Palestina y Asia Menor a Grecia e Italia. El libro de los Hechos ofrece algunos textos-clave de estas andanzas misionales del evangelista con el apóstol (Act. 16,20-21.27,28). Y cuando Pablo recuerda a su "colaborador" en el ministerio y evoca al "médico carísimo, compañero único" en algunas horas amargas, hace pensar en un Lucas que como él sufre hambre y sed, desnudeces y persecuciones, como él se preocupa por la suerte de las diversas comunidades cristianas, como él muere al servicio del Evangelio.

Su psicología de médico hace que en sus escritos y en su vida apostólica se ha esforzado por hacer suyo aquel lema de Cristo de que no son los sanos quienes tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Sin excluir a los fieles de Israel, muestra sus preferencias por la conversión de los pueblos gentiles: a ellos dedicó su evangelio y su libro de los Hechos, y a ellos, como Pablo y los compañeros de Pablo y suyos, consagró su vida y su muerte.

Gracias principalmente a él conocemos en parte la historia de la Iglesia en sus primeros esfuerzos y en sus primeras realizaciones de expansión por Oriente y Occidente. Pablo y los suyos entran con ello en la órbita misionera de salvación universal trazada por Cristo y oficialmente sancionada por Pedro con la admisión en la Iglesia del centurión Cornelio y los gentiles. Lucas, una vez más evangelista de alma misionera, transmite el hecho y la declaración oficial del Príncipe de los Apóstoles: A la verdad entiendo ahora que no es Dios aceptador de personas, sino que en toda nación le es acepto el que le teme y obra justicia. En marcha incontenible la evangelización del mundo gentil, los apóstoles y fieles israelitas glorificaron a Dios, porque también a los gentiles había concedido la penitencia para alcanzar la vida (Act. 11).

Aparte de escritor, fue también, según una tradición antigua, artista del lienzo y del pincel. A él se le atribuyen algunas imágenes de María que se conservan principalmente en Bolonia y Roma. Ciertamente ofrece en su evangelio como una galería de cuadros maestros de la Virgen: a su pluma se deben los cuadros de la Anunciación y de la Visitación de María, del Nacimiento y de la Circuncisión de Jesús en los brazos maternos, de la Purificación de la Madre y de la Presentación del Hijo en el Templo, de Jesús entre los doctores y en diálogo con María. Espíritu de artista mariano que Lucas vuelca por última vez en aquella pincelada final del día de la Ascensión: Los apóstoles perseveraron unánimemente en la oración juntamente con las mujeres y con Maria, Ia Madre de Jesús, y con sus hermanos (Act. 1,19). Junto a la imagen de Jesús, el Salvador y médico compasivo, la imagen de Maria, la Madre de misericordia.

 

Anexo I

Oficio de Lectura, 18 de Octubre, San Lucas, Evangelista
El Señor viene detrás de sus predicadores
De las homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los evangelios
Homilía 17, 1-3

Nuestro Señor y Salvador, hermanos muy amados, nos enseña unas veces con sus palabras, otras con sus obras. Sus hechos, en efecto, son normas de conducta, ya que con ellos nos da a entender tácitamente lo que debemos hacer. Manda a sus discípulos a predicar de dos en dos, ya que es doble el precepto de la caridad, a saber, el amor de Dios y el del prójimo.

El Señor envía a los discípulos a predicar de dos en dos, y con ello nos indica sin palabras que el que no tiene caridad para con los demás no puede aceptar, en modo alguno, el ministerio de la predicación.

Con razón se dice que los mandó por delante a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. En efecto, el Señor viene detrás de sus predicadores, ya que, habiendo precedido la predicación, viene entonces el Señor a la morada de nuestro interior, cuando ésta ha sido preparada por las palabras de exhortación, que han abierto nuestro espíritu a la verdad. En este sentido, dice Isaías a los predicadores: Preparadle un camino al Señor; allanad una calzada para nuestro Dios. Por esto, les dice también el salmista: Alfombrad el camino del que sube sobre el ocaso. Sobre el ocaso, en efecto, sube el Señor, ya que en el declive de su pasión fue precisamente cuando, por su resurrección, puso más plenamente de manifiesto su gloria. Sube sobre el ocaso, porque, con su resurrección, pisoteó la muerte que había sufrido. Por esto, nosotros alfombramos el camino del que sube sobre el ocaso cuando os anunciamos su gloria, para que él, viniendo a continuación, os ilumine con su presencia amorosa.

Escuchemos lo que dice el Señor a los predicadores que envía a sus campos: La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Por tanto, para una mies abundante son pocos los trabajadores; al escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque hay que reconocer que, si bien hay personas que desean escuchar cosas buenas, faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas. Mirad cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y, sin embargo, es muy difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los deberes de este ministerio.

Pensad, pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Rogad también por nosotros, para que nuestro trabajo en bien vuestro sea fructuoso y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea que, después de haber recibido el ministerio de la predicación, seamos acusados ante el justo Juez por nuestro silencio.