«Debemos aprender lo que hemos de pedir, como
nos lo enseña el capítulo del Evangelio en que el Señor nos infundió gran
confianza al decirnos: Pedid y recibiréis [Lc 11, 9]. [ ]. De ahí
procede el amonestaros a que cuando oréis no pidáis ni busquéis ni llaméis a
la puerta por riquezas como si fueran un gran bien. Quien llama desea entrar. La
puerta por donde entrar es estrecha. ¿Por qué vas cargado con tantas cosas?
Debes, pues, enviar delante de ti tu equipaje para poder entrar con facilidad,
aligerado de peso, por la puerta estrecha. No pidáis al Señor riquezas como si
se tratase de algo extraordinario. ¿Por qué temes que al tener poco no vas a
poder comprar aquella posesión? ¿No te dije que su valor es igual a lo que tú
tienes? Si nada tuvieres, tú serás su precio; en efecto, aunque tengas mucho,
no la comprarás si no te das también tú mismo por ella»
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IAcerca de TIERRA SANTA
MAPAS
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"[5] Entonces tú dirás estas palabras ante Yavé: [6]
«Mi padre era un arameo errante, que bajó a Egipto
y fue a refugiarse allí, siendo pocos aún; pero en ese país se hizo una nación grande y poderosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre.
[7] Llamamos pues a Yavé, Dios de nuestros padres, y Yavé nos escuchó, vio nuestra humillación, nuestros duros trabajos y nuestra opresión. [8] Yavé nos sacó de Egipto con mano firme, demostrando su poder con señales y milagros que sembraron el terror. [9] Y nos trajo aquí para darnos esta tierra que mana leche y miel. [10] Y ahora vengo a ofrecer los primeros productos de la tierra que tú, Yavé, me has dado.»
Los depositarás ante Yavé, te postrarás y adorarás a Yavé, tu Dios. (Deuteronomio,26,5-10).
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MONTE Y ALREDEDORES DEL SINAI
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Ex.19,1-6
CAPITULO 19
1. Al tercer mes después de la salida de Egipto, ese mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí.
2. Partieron de Refidim, y al llegar al desierto de Sinaí acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente al monte.
3. Moisés subió hacia Dios. Yahveh le llamó desde el monte, y le dijo: «Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los hijos de Israel:
4. 'Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí.
5. Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra;
6. seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.' Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.»
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BELEN
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"[1] Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio. [2] Este fue el primer censo, siendo Quirino gobernador de Siria.
[3] Todos, pues, empezaron a moverse para ser registrados cada uno en su ciudad natal. [4] José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David; [5] allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada.
[6] Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, [7] y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa.
[8] En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. [9] Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados.
[10] Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. [11] Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. [12] Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
[13] De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron junto al ángel, y alababan a Dios con estas palabras: [14] «Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia.»
[15] Después de que los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer.» [16] Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre. [17] Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño. [18] Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían.
[19] María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.
[20] Después los pastores regresaron alababando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado.
[21] Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes de que su madre quedara embarazada.
(Evangelio de S. Lucas 2,1-21).
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JORDAN
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"[1] Era el año quince del reinado del emperador Tiberio. Poncio Pilato era gobernador de Judea, Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Filipo en Iturea y Traconítide, y Lisanias en Abilene; [2] Anás y Caifás eran los jefes de los sacerdotes. En este tiempo la palabra de Dios le fue dirigida a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.
[3] Juan empezó a recorrer toda la región del río Jordán, predicando bautismo y conversión, para obtener el perdón de los pecados. [4] Esto ya estaba escrito en el libro del profeta Isaías: Oigan ese grito en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos. [5] Las quebradas serán rellenadas y los montes y cerros allanados. Lo torcido será enderezado, y serán suavizadas las asperezas de los caminos. [6] Todo mortal entonces verá la salvación de Dios.
[7] Juan decía a las muchedumbres que venían a él de todas partes para que las bautizara: «Raza de víboras, ¿cómo van a pensar que escaparán del castigo que se acerca? [8] Produzcan los frutos de una sincera conversión, pues no es el momento de decir: "Nosotros somos hijos de Abraham". Yo les aseguro que Dios puede sacar hijos de Abraham también de estas piedras. [9] El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.»
[10] La gente le preguntaba: «¿Qué debemos hacer?» [11] El les contestaba: «El que tenga dos capas, que dé una al que no tiene, y el que tenga de comer, haga lo mismo.»
[12] Vinieron también cobradores de impuestos para que Juan los bautizara. Le dijeron: «Maestro, ¿qué tenemos que hacer?» [13] Respondió Juan: «No cobren más de lo establecido.» [14] A su vez, unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?» Juan les contestó: «No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con su sueldo.»
[15] El pueblo estaba en la duda, y todos se preguntaban interiormente si Juan no sería el Mesías, [16] por lo que Juan hizo a todos esta declaración: «Yo les bautizo con agua, pero está para llegar uno con más poder que yo, y yo no soy digno de desatar las correas de su sandalia. El los bautizará con el Espíritu Santo y el fuego. [17] Tiene la pala en sus manos para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en sus graneros, mientras que la paja la quemará en el fuego que no se apaga.»
[18] Con estas instrucciones y muchas otras, Juan anunciaba la Buena Nueva al pueblo. [19] Pero como reprochara al virrey Herodes que estuviera viviendo con Herodías, esposa de su hermano, y también por todo el mal que cometía, Herodes [20] no dudó en apresar a Juan, con lo que añadió otro crimen más a todos los anteriores.
JESÚS ES BAUTIZADO POR JUAN
[21] Un día fue bautizado también Jesús entre el pueblo que venía a recibir el bautismo. Y mientras estaba en oración, se abrieron los cielos: [22] el Espíritu Santo bajó sobre él y se manifestó exteriormente en forma de paloma, y del cielo vino una voz: «Tú eres mi Hijo, hoy te he dado a la vida.»
(Evangelio de San Lucas,3,1-21)
TIBERIADES
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"[12] Cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea. [13] No se quedó en Nazaret, sino que fue a vivir a Cafarnaún, a orillas del lago, en la frontera entre Zabulón y Neftalí.
[14] Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: [15] Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, en el camino hacia el mar, a la otra orilla del Jordán, Galilea, tierra de paganos, escuchen:
[16] La gente que vivía en la oscuridad ha visto una luz muy grande; una luz ha brillado para los que viven en lugares de sombras de muerte.
[17] Desde entonces Jesús empezó a proclamar este mensaje: «Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está ahora cerca.»
[18] Mientras Jesús caminaba a orillas del mar de Galilea, vio a dos hermanos: uno era Simón, llamado Pedro, y el otro Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red al mar. [19] Jesús los llamó: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.» [20] Al instante dejaron las redes y lo siguieron.
[21] Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago, hijo de Zebedeo, con su hermano Juan; estaban con su padre en la barca arreglando las redes. Jesús los llamó, [22] y en seguida ellos dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
[23] Jesús empezó a recorrer toda la Galilea; enseñaba en las sinagogas de los judíos, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba en el pueblo todas las dolencias y enfermedades.
[24] Su fama se extendió por toda Siria. La gente le traía todos sus enfermos y cuantos estaban aquejados por algún mal: endemoniados, lunáticos y paralíticos, y él los sanaba a todos. [25] Empezaron a seguir a Jesús muchedumbres: gente de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán.
(Evangelio de San Mateo 4,12-24).